WhatsApp, tecnología y palabros





Releyendo los artículos publicados en otras plataformas digitales –el presente, editado hace tiempo en el diario El cotidiano—. He decidido reformar, con un Laser Resurfacing completo esta entrada. Viva y adaptable a la tecnología que nos rodea. 


WhatsApp, tecnología y palabros

Estamos de enhorabuena, la ortografía española se ha puesto las pilas para aceptar vocablos inconcebibles en nuestra lengua. Ejemplo necesario, es la incorporación de la palabra wasap en la RAE. Todos conocemos su significado: mensaje gratuito e instantáneo enviado por la aplicación WhatsApp. En plural, le añadiremos una “s” y servidos.

Del mismo modo, se admite el verbo wasapear: intercambio de mensajes. Motivo por el cual, ambas palabras pueden escribirse sin necesidad de cursivas o comillas. Su pronunciación, al igual que otros anglicismos (walkman, whisky…), será /gu/. Por tanto, es lícito, escribir guasap, guasaps guasapearQue no sea necesario escribirlas entrecomilladas o cursivas, no quiere decir que si lo haces sea un error tipográfico. Allá cada cual con su estilo…

Parece que la vieja guardia dobla el lomo ante lo evidente. ¿Qué haríamos sin los mensajes que incluyen esos emoticonos tan divertidos y sugerentes? En realidad, ¿Qué haríamos sin la tecnología? A fecha de hoy, poco. Bien poco. Seamos francos, ¿quién no se ha llevado alguna vez el móvil al retrete, a la cama…? Raro es que salgas a la calle y no tropieces con algo por enviar un guasap... Aquí, cero patatero para todos. Nunca debemos poner en peligro nuestras vidas o las de otros. 

Claro, WhatsApp, es tan atractivo y fácil de manejar que es imposible resistirse a su sexapil. Puedes conectarte con cualquier persona del globo terráqueo y disfrutar de una especie de pseudovídeoconferencia, incluso simultánea, con distintos individuos; enviar fotos, vídeos… Un mar de ventajas. El mayor inconveniente: la curiosidad y la excesiva confianza. Por lo general, no intento saber de los otros más de lo que muestran y tampoco suelo ser indiscreta…

Mi consejo: no muestres tus intimidades. Todos sabemos que los hacker existen; y los amantes, amigovios, follamigos… indiscretos, también. Pudiendo convertir tu vida en una verdadera pesadilla. Si eres más revelador de lo debido o simplemente demasiado confiado: ¡ojo al parche! Puede sucederte algo parejo a lo sufrido por Olvido Hormigos Carpio. A tener en cuenta, que meses después del agravio, todo hijo de vecino deseaba leer el libro que había publicado. Habría que preguntarle a la víctima qué fue primero si el huevo o la gallina.

Es obvio que WhatsApp te permite tener muchos datos de tus amistades, conocidos, pareja… Lo que puede generar más de un conflicto. Son muchos los/las “ex” que controlan a sus antiguos partenaires tras la ruptura. Se impacientan mirando la pantalla para ver a qué hora enviaron su último guasap; la tardanza en una respuesta que se supone ha leído la otra persona, resulta clave para dudar sobre la motivación o el desinterés del sujeto espiado. Incluso lo que han podido ver terceros, es motivo de angustia para el voyeur despechado. Esto es algo enfermizo que por desgracia sucede. ¡Chicos!: “Ni calvo ni tres pelucas”.

Cuando Facebook compró WhatsApp por más de 13.800 millones de euros, temblé; sabía lo que significaba: WhatsApps le hablaría a FB de nosotros. ¿No os da qué pensar que las siglas se parezcan a las del Buró Federal de Inteligencia? Sí. Ya sé que soy perico fantasías. Perdonadme: el calor me mata. Esperemos que Mark Elliot Zuckerberg se apiade de nosotros y mantenga la mensajería gratis y sin Scribd.

Os recomiendo el visionado o la revisión de los films: Her  y Un amigo para Frank. En la primera, un Joaquin Phoenix pletórico, se enamora de la sensual voz de Scarlett Johansson; su programa informático. En la segunda, un magnífico Frank Langella; un ex ladrón con demencia, estrecha un angosto vínculo con su robotcuidador. No hablan de WhatsApp, lo hacen de otras tecnologías con diversificación de funciones y nuestros sentimientos. Todo llegará…

El poder de la tecnología, nos invade. Introduzcámonos en la RED o muramos con las botas puestas. Yo me dejo llevar... Total, nos tienen fichados.

WhatsApp…
“Ahora tus minutos son de otro reloj”.
Anónima.

©Anna Genovés
26/07/2015

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