Soy la mujer que
envió a su hijo a la guerra. Lo parí, le di de comer. Y después, le dije: “vete
y no vuelvas…”
Soy la mujer que
abandonó a su esposo. Me uní a él, le lave la ropa, lo amé. Y después, le dije:
“me voy con otro...”
Soy la mujer que
desamparó a su madre. Me crio, me vio crecer. Y después, le dije: “ahí te
quedas, estorbo…”
Soy la mujer que
perdió su juventud. Fui niña, adolescente y joven. Y después, les dije a todas:
“ahí os quedáis, me muero sola…”
Soy la mujer que
cayó en la decrepitud. Aquella que perdió su vida en pos de la juventud. Y
después, le dije. “ahí te quedas, soy una vieja…”
Soy la mujer que ha
fenecido sin vivir. Aquella que pensó en ilusiones. Y -al descubrir- sus
falacias, les dijo: “estoy muerta y enterrada, hasta mañana…”
Soy todas esas
mujeres y todas las otras…
Las que de niñas se
convirtieron en mujeres viviendo una vida llena o carente de añoranzas.
Represento a todas…
A las guapas y a
las feas. A las buenas y a las malvadas. A las dulces y a las amargas.
A las que viven
entre flores y a las reñidas con sus hojas. A las que vivieron hace siglos y a
las que vendrán mañana.
A las que ríen –a
todas horas- y a las que no dejan de sufrir. A las que tatúan su cuerpo y a las
pijas de rosarios con frenesí.
A las que vomitan
lo que piensan y a las que permanecen calladas. A las que aman a hombres y a
las que añoran a su hermana.
A las fuertes y a
las débiles. A las enfermas y a las sanas. A las que viven longevas y a las que
suicidan sus vidas.
A las que abortaron
hijos y a las que viven escoltadas por sus retoños. A las fieles y a las
adúlteras.
Encarno a todas…
-
¿Por qué?
Pregunta una voz aguda:
Porque tengo miles
de años y miles de rostros. Y sé lo que piensan las mujeres de las mañanas y de
los otoños.
-
¿Quién eres? Que
te crees la más sabia y la más docta.
Soy la conciencia humana.
Soy la que encierra todos los saberes en mi cuerpo traslúcido y mi mente
repleta de intelecto que quita el habla.
-
¿Estás segura de
conocernos a todas?
A todas os conozco
porque de todas estoy hecha. Es mi hechura un reflejo de vuestra vital quimera.
Si alguien duda,
que venga a mi morada. Allí le enseñare todas mis ciencias y -después- la convertiré en la NADA.
La nada de la
conciencia… La conciencia humana.