Tu sexo















TU SEXO



El sexo, tu apetencia carnal
sucumbe sin lidiar en otro cuerpo.
Resbalas los dedos, ungiéndolos en aire
por tu piel de terciopelo y de arrugas iniciales.
Dudas a cada minuto que pasa
a cada instante que andas.


Y suspiras, anónima,
cuando te miran capturando tu afán.
Luego con balas cargadas de deseo
te subyugas a tu hambre
y te entregas a tu solitaria pasión.


Cada disparo que surge, se asfixia
en el andar de tu agonía.
Mueres cada día
pensando en lo que pudo ser y no pasó.


En lo que se escapó de tu vida
sin caricias ni perdón.
La carne reñida con el alma
el alma reñida con la carne.


La sangre que fluye por tu organismo
y que después, se deshace
diminuta como un átomo
rodeada de porcelana china
fina y distinguida, blanca
y destinada a la mentira.
Usada por los años y la vida.




Brillante en el pasado
estrella errante que se marchita.
Ahora, reptas por el suelo andrajoso
con pasos acabados y sin pilas.


No busques el amor en la nada
de tu conciencia
no busques lo que pasó
en la vida de tu materia.


Sublime como eres, dudas y desfalleces
y te deshaces en el agua que resbala
por las paredes.
Suplicantes, tus ojos
apretados tus labios.


Son tus caderas el lienzo de tu retrato.
Vete de esta vida, de este lugar
y de esta hora.


Sueña que eres lo que no eres.


Sueña que estás en un pozo oscuro
o en una montaña alegre.
En lo más profundo y repelente.


Sueña
porque soñar lo es todo
en este mundo de mentira certera.





Anna Genovés
Marzo 2012