Chico solitario






Chico solitario

Yo también conozco a un chico solitario, que cuando no lo miras resguarda tus espaldas. Es impávido y flemático. Pero mataría por los suyos si hiciera falta. En el fondo, es un romántico que no tiene nada.

No Lleva una cazadora con un escorpión en la espalada, pero tiene el pecho tatuado con un gráfico que imagino, cada noche, desde mi cama. No conduce un coche por las calles de una ciudad con rascacielos. Sin embargo, tiene una Harley Davidson negra como la noche eterna, su aliada.

Sabe que es importante en mi vida, aunque se mantenga en la distancia. Y parece tan íntegro que me somete a su marcha. Hay algo especial en su mirada, lánguida y ausente, que lo retiene en la soledad de mi estancia.

Guarda sus sentimientos y los disfraza con una impasible frialdad que poco a poco lo mata: la tristeza siempre lo acompaña. Mi amor platónico lo aguarda. Por él llorará en la intimidad de su almohada y en la nocturnidad de la noche más lúgubre, ahogará sus penas, y, después, se conecta al móvil como si nada pasara.

Una llamada nocturna, una mirada por la opacidad de su ventana. Seguirá solitario como solitaria es su alma. Bajo su máscara impasible, se esconde un sentimental tierno y sumiso, príncipe de mis cuentos de hadas y mi corazón marchito.




©Anna Genovés

25/02/2012
Derechos reservados a su
autora



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